SER URIBISTA NO ES DELITO

Yo fui Uribista. No lo hice por maldad ni por odios, lo hice porque gracias a la seguridad democrática pude visitar a mis abuelos, que vivían en una zona bastante afectada por la violencia de la guerrilla.

Ignoraba en ese entonces las nefastas políticas de estado que promovieron (deliberadamente o no) el paramilitarismo y las violaciones sistemáticas de derechos humanos, ignoraba también las masacres en contra de la población civil y la cooperación de las fuerzas armadas con los grupos al margen de la ley, ignoraba las alianzas mafiosas del estado con narcotraficantes y también el destrozo de los derechos de los trabajadores bajo el pretexto del impulso a la industria, ignoraba que la austeridad era en realidad el recorte en la inversión social, ignoraba muchas cosas, no porque quisiera ignorarlas, simplemente me fueron escondidas por los medios de comunicación amañados de nuestro país, que desinforman y confunden conforme a su acomodo e intereses.

No trate a sus amigos o familiares uribistas como delincuentes ni les refriegue las cosas que no ignoran o no entienden, el amor no se gana repartiendo odio, ni la ignorancia se cura a golpes (LA LETRA CON SANGRE NO ENTRA), hábleles con amor, compréndalos y entienda que ellos también pueden haber sido victimas de la desinformación. Si conocen todos estos hechos y no les importan, simplemente tienen otras prioridades en la vida, y están en todo su derecho de hacerlo, claro que eso dice mucho de ellos, pero en vez de criticarlos y atacarlos, enséñeles con su ejemplo.